DIOSES EN EL DESTIERRO – J.J. VAN DER LEEUW – PARTE 19

NUESTRA VIDA EN LA TIERRA

Caprítulo 19

Cuando en estado de egos conscientes pensamos en nuestra vida terrena, en la vida que tan importantísima nos parece cuando nos hallamos en estado de ordinaria conciencia vigílica, resulta ilusoria, casi como un sueño, y ciertamente sin la importancia que por lo general le atribuimos. Como egos consideramos la vida terrena cual una labor que debemos cumplir, una lección que hemos de aprender, esto es, la lección del "propio reconocimiento". Únicamente en los mundos de materia densa hay la necesaria resistencia y separatividad para nutrir el sentimiento individual y de la conciencia del "Yo" que después se ha de restituir a la superior unidad.

Al observar así nuestra vida terrena desde el mundo del ego, logramos mayor ecuanimidad en la existencia que después hemos de pasar en la tierra, porque es una profunda verdad que nada en la vida terrena importa mucho, y que la mayor parte de las cosas carecen de importancia. En cuanto nos reconocemos en la plenitud de nuestra gloria como egos, la vida terrena nos parece una subsidiaria actividad a la que hemos de prestar un poco de nuestra conciencia, un poco de nuestra atención, de la propia suerte que el estadista atareado en una magna obra concede algo de atención a una obra personal en que esté interesado.

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