ESENCIALIDAD DEL CUERPO MENTAL
Capítulo 2
Así vemos que la cuña ha de penetrar en el cuerpo mental. N o hemos de consentir que se forje en el cuerpo mental imagen alguna sin estar determinada por el ego. Hemos de barrer y limpiar el cuerpo mental de toda clase de formas de pensamiento, de imágenes y representaciones mentales y secuelas de siniestros pensamientos. Después hagamos lo mismo que hicimos con los otros cuerpos, esto es, invertir la polaridad de modo que todas las partículas del cuerpo mental respondan y obedezcan a la conciencia egoente y ya no se supediten al mundo circundante. También aquí la mudanza es notoria para la visión clarividente, y el cuerpo mental aparece entonces iluminado con la luz del interno Yo, como un radiante objeto concordemente armonizado con nuestra genuina manifestada conciencia.
Pero aun esto no basta, porque a lo sumo podremos con ello impedir que el cuerpo mental nos dañe y sea un obstáculo en nuestro camino. Debemos, además, convertir el creador poder del pensamiento en una definida fuerza para el bien, no solamente de modo que no nos dañe sino que por el contrario nos beneficie. Esto significa que con nuestras emociones debemos crear y fortalecer aquellas imágenes mentales que deseemos, ver realizadas en nuestra vida diaria. La perfección es la meta de nuestro camino evolutivo, no por el egoísta propósito de ,ser perfectos, sino más bien con el anhelo de aliviar las cargas del mundo. En vez de imaginarnos siendo y haciendo lo que no necesitamos ser ni hacer, debemos imaginarnos como el hombre perfecto que anhelamos ser y algún día seremos. Pensad con toda vuestra energía mental en vosotros mismos como si fuerais divinos en amor, divinos en voluntad, divinos en pensamiento, palabra y acción, y henchid vuestro cuerpo mental con esta imagen, vigorizándola con placenteras emociones de júbilo y amor, de consagración y aspiración. Esta imagen se plasmará por sí misma. La misma ley rige para ella que para las siniestras imágenes mentales que tanto nos atribulan. En cuanto hayamos dominado conscientemente el poder de la imaginación, ya no seremos sus esclavos ni se valdrá en adelante de nosotros sino que nosotros nos valdremos de él, y si en el pasado era nuestro enemigo se convertirá en amigo.
De infinidad de modos puede emplearse el poder de la imaginación constructivamente en vez de emplearlo destructivamente. No sólo en nuestra conducta y diarias acciones, sino en la obra que estamos haciendo y en la reforma de nuestro carácter podemos usar este ilimitado poder cuando hacemos de nuestro cuerpo mental nuestro obediente y dócil instrumento. Ahora retirad también del cuerpo mental el centro de la conciencia y mantenedlo respondiente al Yo interno como mantenéis los cuerpos astral y físico. Así mantenemos en servidumbre los tres cuerpos en los tres mundos de ilusión. Son los tres caballos que arrastran nuestro vehículo en los mundos inferiores, pero el Yo es el divino auriga que no permite que los caballos vayan por donde se les antoje sino por donde él los dirige. Ha desprendido el ego su conciencia de los tres cuerpos en que estaba enmarañada y la ha restituído a su peculiar mundo, desde donde puede valerse de los tres cuerpos como de dóciles siervos.