Libro I – Parte 15-3 de 15
Carta XII
Querido Jasper:
Tantas son las personas que preguntan acerca de la condición de Chela, y tu carta llega al momento oportuno conforme a mis experiencias. Dices que tales postulantes deben recibir alguna respuesta y en esto concuerdo contigo. Ya que sean preparados o no, tenemos que ser capaces de decir algo al respecto. Sin embargo, por lo general, no están listos ni están dispuestos a dar el primer simple paso necesario. Examinaré el asunto contigo para que pueda guiarte en el futuro cuando debas contestar a tales preguntas; y quizá, también para esclarecer mi mente. La primera interrogante que un hombre debería preguntarse (con el término “hombre” implicamos postulantes de ambos sexos), es: “¿Cuándo y cómo se desarrolló el deseo de conocer acerca de la condición de chela y llegar a ser un chela?” y la segunda: “¿Qué es un chela? y ¿Qué es la condición de chela?” Existen muchas clases de chelas: chelas laicos, en prueba, aceptados y aquellos que tratan de adaptarse para ser hasta chelas laicos.
Cada individuo puede constituirse un chela laico seguro que, en esta vida no podrá recibir informaciones conscientes de su guía. En lo que concierne a los chelas en prueba, existe una invariable regla según la cual pasan por un período de siete años de pruebas. Tales “pruebas,” no se refieren a fijados y establecidos exámenes, sino que a todos los acontecimientos de la vida y la actitud con la cual el candidato los encara. No existe ningún sitio al cual dirigir los aspirantes para que sometan su demanda, ya que dichos temas no involucran a lugares ni a oficiales, pero es un asunto de la naturaleza interna.
Llegamos a ser chelas, en realidad, alcanzamos esta posición porque nuestra naturaleza interna se ha abierto a tal punto que puede y quiere, asir el conocimiento, recibimos la recompensa de las manos de la Ley.
Chela significa discípulo. Es un término sánscrito. J.N.
En un cierto sentido, cada miembro sincero de la Sociedad Teosófica está en la senda para llegar a ser un chela, ya que los Maestros realizan una parte de Su trabajo con la humanidad y a beneficio de ésta por medio de dicha Sociedad que Ellos seleccionaron como Su agente. Y como toda Su obra y aspiración se proponen ayudar a la raza, ninguno de Sus chelas puede esperar permanecer (o llegar a ser) tal, si algún deseo egoísta para posesiones personales o riqueza espiritual, es la intención que lo induce a intentar ser chela. En el caso de uno que ya es chela, este motivo instantáneamente obra para expulsarlo de las filas, ya sea consciente de su pérdida o no, mientras en el caso de alguien que trata de llegar a ser un chela, actúa como una barrera.
Al mismo tiempo, un verdadero chela no divulga su condición, ya que esta Logia no es análoga a las sociedades exotéricas, las cuales dependen del favor o de las simples apariencias externas. Es una cosa verdadera, encabezada por hombres Espirituales vivos, gobernada por leyes que contienen en sí sus verdugos, por lo tanto no requiere un tribunal, ni acusaciones, veredictos, ni ningún aviso. Por lo general, una persona de origen europea o americana, debe superar extremas dificultades. Está desprovista de alguna herencia de desarrollo psíquico a la cual recurrir, ni tiene a su alcance ningún conjunto conocido de Maestros o Sus chelas. Sus dificultades raciales le impiden una simple visión interna, no es introspectivo por naturaleza. Empero, él puede hacer mucho si purifica su motivo y si posee naturalmente o cultiva, una ardiente y firme fe y devoción, una fe capaz de hacerlo un sólido creyente en la existencia de los Maestros, aun durante años en los cuales no se intercambia ninguna relación. Ellos son generosos y honestos deudores que siempre cumplen con sus deudas. Cómo y cuándo nos reembolsan, no es nuestro deber preguntar. Las personas podrían decir que esto requiere una devoción tan ciega como la pide cualquier iglesia. Es verdad, sin embargo es devoción ciega hacia los Maestros que son la Verdad misma, hacia la Humanidad y ti mismo, tus intuiciones e ideales. Dicha devoción a un ideal, se basa también en otra cosa, es decir, un ser humano, difícilmente estará preparado para ser un chela si no es capaz de mantenerse recto por sí mismo sin que los otros individuos y los sucesos lo influencien. En realidad, debe mantenerse recto por sí solo y es mejor que lo sepa al principio que al final. Existen también ciertas calificaciones que debe poseer, las cuales se encuentran hacia el final del libro “Hombre: Fragmentos de una Historia Olvidada,” desde luego no las trataremos en esta sección.
Al terminar con la cuestión de la aptitud general de los postulantes, llegamos al punto aún más serio, relativo a las relaciones entre el Gurú y el Chela o Maestro y Discípulo. Queremos saber en lo que realmente consiste ser un alumno de tal Maestro. La relación entre el Gurú y el Chela, equivale a nada si no es espiritual. Todo lo que es meramente externo o formal, como la relación establecida simplemente preguntando y siendo aceptado, no es espiritual, pero formal, es lo que acontece entre maestro y pupilo. Empero, aún tal relación no es despreciable para nada, ya que la relación entre el maestro y el discípulo, conforme a lo que ésta permite, corresponde a aquella entre el Gurú y su Chela.
Es una diferencia de grado, la cual es lo que constituye la distinción entre lo espiritual y lo material ya que, al pasar a lo largo de los diferentes matices, desde la más burda materialidad hasta donde podemos alcanzar, al final encontramos que la materia se funde en el espíritu. (Por supuesto: estamos hablando de lo que llamamos comúnmente materia, mientras sabemos muy bien que en verdad, lo que designamos como tal, no es realmente materia, pero una enorme ilusión la cual no tiene ninguna existencia por sí misma. La verdadera materia, que los hindúes llaman mulaprakriti, es una cosa o substancia invisible de la cual nuestra materia es una representación. La verdadera materia es lo que los hermetistas llaman tierra primordial, que para nosotros es una intangible fase de materia. Podemos creer, fácilmente, que lo que solemos llamar materia en realidad no lo es, ya que encontramos clarividentes y sensitivos capaces de ver a través de espesas paredes y puertas cerradas. Si ésta fuera materia, no podrían penetrarla con la mirada. Sin embargo, cuando un clarividente ordinario se encuentra cara a cara con la materia primordial, no podrá ver más allá ya que encontrará una pared opaca más densa que alguna otra construida por las manos humanas.) Por lo tanto, desde antaño, entre todos, excepto los modernos occidentales, el pupilo respetaba mucho al maestro y desde su infancia se le enseñaba que su preceptor era segundo en dignidad sólo al padre y a la madre. Entre esta gente, faltar respeto, aún en el pensamiento, al propio maestro era un gran pecado, algo que perjudicaba realmente el ser moral. La razón de esto yacía y aún hoy yace, en el hecho de que una larga cadena de influencia se extiende desde la más elevada guía espiritual que puede pertenecer a cualquier ser humano, hasta a las grandes cantidades de líderes espirituales, acabando con el simple maestro de nuestra juventud.
Si queremos expresar esto en una moderna reversión de pensamiento, diremos que una cadena se extiende de nuestro profesor o preceptor, hasta la más elevada guía espiritual en cuyo rayo o en cuya línea de descendencia, uno puede encontrarse. En esta relación oculta, no constituye la mínima diferencia que el discípulo o la guía final no estén conscientes o reconozcan que éste sea el caso. Por lo tanto, acontece que el niño que siente respeto hacia su maestro y se aplica, diligentemente, conforme a la fe, no ejercita ninguna violencia sobre tan intangible, sin embargo poderosa, cadena, además, recibe beneficio de ésta, lo sepa o no. Poco importa que un niño tenga un maestro que evidentemente le inculca un sistema negativo. Tal es su Karma que puede agotar mediante su reverente y diligente actitud, trascendiendo a su anterior preceptor. A esta cadena de influencia se le llama cadena Gurúparampara. El Gurú es la guía o el reajustador, y no siempre puede combinar con esto la función de maestro. Z.