Libro III – Parte 30 (continuación)
La edición de las “historias” de Judge se interrumpió desde hace mucho tiempo y ahora se presentan en forma de libro. Estos cuentos, “más verdaderos” que alegorías, pertenecen, muy literalmente, a la historia de W.Q.J. e ilustran su uso de seudónimos cuando deseaba presentar ciertas declaraciones; sometiéndolas a consideración, según sus méritos, separadamente de alguna cuestión de personalidad y de autoridad.
Crosbie, cuya amistad con Judge empezó en 1886, año en el cual “The Path” comenzó, sugirió:
Según lo que se sabe muy bien, William Q. Judge empleó seudónimos para muchos artículos en su revista “The Path,” a fin de esconder su identidad, especialmente en el caso de artículos de significado oculto que se proponían comunicar informaciones al estudiante serio y atento. El lector debería considerar todos estos escritos como narraciones de hechos y eventos en los cuales el autor se encontraba directamente interesado. Aquellos que comprenden el retorno cíclico de los individuos a la existencia física con todas sus tendencias adquiridas y relaciones con los demás, considerarán como una advertencia y una profecía el contenido de muchos artículos, que entonces era futuro, cuyas pruebas se obtendrán comparando lo que él escribió en aquel período con lo que sucesivamente aconteció en la historia del Movimiento. En verdad, ‘la historia se repite.’”
Al leer las CARTAS, se debería tener presente la declaración de Judge (en “The Path” volumen IX página 57), según la cual: “escribí las Cartas (a Jasper), durante un regular curso de correspondencia con las personas a las cuales se enviaron. En aquel tiempo, no era mi intención publicarlas ni nunca soñé en una publicación posterior.” Bertram Keightley en “The Path” (Volumen ix, página 14), narra cómo Judge llegó a escribir estas series. La primera plática tocante a las Enseñanzas, impresionó tanto a la señora Ver Planck, “que en dos semanas se unió a la Sociedad Teosófica y desde entonces empezó su incesante trabajo para la Teosofía.” El relato continúa:
Ella, viviendo con sus padres a una cierta distancia de Nueva York, escribió para “The Path” usando los seudónimos ‘Julius, August Waldensee, J y después, Jasper Niemand.’ Contribuyó, también, con artículos sin firma y mantuvo una correspondencia con las personas que investigaban sobre la Sociedad Teosófica. En aquel tiempo, la Sociedad Teosófica constaba de un número de escritores tan exiguo, que debían asumir varios nombres y, a menudo, uno recopilaba las notas o terminaba el artículo de otro.
Entretanto, en 1891, la señora Ver Planck se casó con el doctor Archibald Keightley, así, en respuesta a algunas interrogantes concernientes a “Jasper Niemand,” escribió: “Recibí ‘Las Cartas Que Me Han Ayudado’ en mi casa en Pennsylvania. El señor Judge, conforme al explícito deseo de H.P.Blavatsky, las escribió para mí y el doctor Keightley y después para el uso de otros. La carta que es la fuente de tal ruego (por H.P.B.) y que transmite confianza en la calificación de Judge en el rol de instructor, se dice que se haya escrito a través de Madame Blavatsky. La carta en cuestión es la número XIV del primer Libro, la parte que empieza con las palabras: ‘Dice el Maestro […]’. Además, es una de las que el Coronel Olcott describe tan hábilmente en la revista “Theosophist” en Julio 1893, en la cual afirma que las comunicaciones de elevadas fuentes ocultas, recibidas a través de H.P.B., siempre se parecían a su caligrafía.”
Esta modificación de la caligrafía de H.P.B. es, indudablemente, interesante en la carta mencionada, cuyo contenido justifica ampliamente la manera en la cual se habla de “Z” en el prefacio de Niemand. Además, H.P.B. se refiere a su amigo Judge, definiéndolo un “desterrado” y, enseguida Annie Besant escribió: “Vosotros sois afortunados en tener a W.Q.J. como Líder. Ahora que H.P.B. ha fallecido, son los americanos quienes tienen como guía inmediata al más grande de los exiliados.”
En occidente se ignora completamente el significado técnico, según su uso oriental, de estos títulos: “el más Grande de los desterrados” y “el Amigo de todas las Criaturas.” Las amistades íntimas de W.Q.J., semibromeando, más de una vez le han aplicado la segunda expresión, en cuanto que, a menudo, imponía la doctrina de “aceptar a todos los hombres y todas las cosas,” siempre que trabajen por la Teosofía.
El segundo libro presenta cartas y extractos compilados entre 1891 y 1894, los años inmediatamente después de la muerte de Madame Blavatsky, cuando el señor Judge, al igual que H.P.B. antes que él, tuvo que encarar la fuerza completa de la tormenta que los enemigos de la Teosofía y de la Sociedad Teosófica orquestaron. Estas cartas, según sus recibidores: “se escribieron basándose en alguna intimidad; frecuentemente, durante períodos de tumulto y dificultad y cuando al escritor se le atacaba, casi siempre, abierta o privadamente. Son particulares ya que, de la primera hasta la última, no contienen ninguna expresión severa acerca de ninguna persona viva o muerta.” (“Irish Theosophist,” Diciembre 1894.)
Un corresponsal, hablando de aquel período, grabó: “En la primera hora del ataque él escribió: ‘sé gentil, caritativo y no arrojes ninguna piedra.’” Judge tomó su sugerencia desde la primera hora hasta la última, siempre determinado a ser “de paz y por la paz, y no sólo en favor de la guerra.” Guardaba su energía para las verdaderas contiendas, distinguidas por las ideas erróneas y una manera equivocada de actuar y es posible constatar su victoria en esta Sagrada Guerra a través de algunas palabras de H.P.B. escritas en 1889. El señor Judge, a uno de sus asociados de la revista “The Path,” que preguntó lo que los estudiantes harían sin él; cómo podrían arreglar los asuntos si él muriera, dijo: “Consulta las páginas de la revista ‘The Path.’ Estudia lo que escribí allí y sabrás lo que yo haría.” Las cartas del señor Judge, de manera análoga a sus más formales escritos, transmiten aquella eterna guía que sólo las grandes almas saben impartir y las líneas de dirección, ahí expresadas, son tan imperecederas como las verdades de las cuales proceden.
Como una estrella, vista de manera brillante por la esquina del ojo, vacila y desaparece cuando se le enfoca la mirada, así el Ser llamado “W.Q.J.,” se esfuma y flamea a la luz ordinaria, alternativamente deslumbrando y sorprendiendo a aquellos que tratan de fijar su posición en la galaxia teosófica. Sin embargo, como acontece con todos los asuntos concernientes al real y eterno Movimiento Teosófico, o a la vida interior de cualquier verdadero esfuerzo teosófico, al final, el estado del señor Judge, ya sea como estudiante, guía, amigo, maestro, Agente del Maestro o Adepto, se clarifica, no mediante declaraciones dogmáticas, rígidas teorías, testimonios personales e imaginarios, sino por medio de la Teosofía misma, una vez que el individuo por sí solo la encuentra, la estudia, la comprende y se adhiere a ésta.
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21 Marzo, 1946