Libro II – Parte 23
Carta XXII
Anoche hubo mucha excitación. Era la reunión normal de (…), de la Sociedad Teosófica y (…) era el orador. Llegamos allí a las ocho y quince minutos y la sala estaba llena. El había empezado la conferencia desde hacía quince minutos cuando se descubrió que el edificio estaba ardiendo. Nos detuvimos, y permitimos la salida de mil personas por los varios vestíbulos y con calma nosotros también salimos y nadie resultó herido, excepto dos personas: (…) y (…) que fueron golpeadas por algunos litros de agua de una manguera rota.
Fue una extraña salida ya que nos dirigimos abajo, tras del ascensor y en el pozo del ascensor caían vidrios, ladrillos y agua, mientras el fuego, en las plantas superiores, rugía produciendo una fina luz. Chorros de fuego se precipitaban a lo largo de los tubos aceitosos del ascensor del otro lado y mientras estábamos por marcharnos, los bomberos tiraban de las mangueras o de nada. Era la reunión de (…) y ¡terminó en fuego! Ninguno de los grandes psíquicos presentes tuvo la más remota premonición, pero, después del acaecimiento, uno inventó haber experimentado con anterioridad, un sentimiento de terror.
Di a (…) que el tiempo de vacilar se ha terminado para él, conoce a su guru que era y es H.P.B. Que reflexione antes de efectuar lo que, arruinando la vida y la fama de ella, destruiría también la suya dejándolo en un punto donde no podría ver nada verdadero […] De vez en cuando el silencio es útil, sin embargo, a veces el silencio es algo que habla demasiado fuerte. Soy su amigo y lo ayudaré. Nadie puede herirlo excepto él mismo, su trabajo y sacrificio eran nobles y nadie puede culparlo.
Consulta lo que dije en el primer volumen de la revista “The Path”: la cual no se proponía el estudio de lo que ahora se llama “ocultismo práctico.” “Lo consideramos incidental en el viaje a lo largo del camino. El viajero, en su recorrido de una ciudad a otra, quizá tenga que cruzar diferentes ríos; pero en caso que sus medios de transporte no le sirvan, se ve obligado a nadar, mientras que, si debe atravesar una montaña es necesario que conozca algo de ingeniería para construir un túnel o puede verse obligado a observar la colocación del sol para ejercer el arte de ubicar su exacta posición, sin embargo, todo lo que antecede es secundario a su principal objetivo: alcanzar su destino. Admitimos la existencia de fuerzas poderosas y ocultas en la naturaleza y creemos que cada día se adelante más hacia la comprensión de ellas. La formación del cuerpo astral, la clarividencia, la penetración en la luz astral y el control de los elementales, son cosas posibles, sin embargo no todas son beneficiosas. La corriente eléctrica, cuando encuentra una resistencia en un arco de carbón, emite una intensa luz, sin embargo, en el caso de una persona que ignora lo que hace, si tiene la clave del cuarto de máquinas y gira la manivela que activa el dínamo, puede producir el mismo efecto, pero, si accidentalmente tal corriente se desvía a su cuerpo, será incapaz de impedir la muerte inmediata de su compañero o de él mismo. No es fácil obtener el control de estas fuerzas ocultas, ni es posible producir los fenómenos sin peligro y según nuestro punto de vista, la verdadera sabiduría no se alcanza mediante los fenómenos; sino a través del desarrollo que empieza en nuestro interior.
‘El Bhagavad Guita’ y ‘Luz en el Sendero,’ presentan claramente el verdadero ocultismo, enfatizando suficientemente el ocultismo práctico, sin embargo, Krishna dice, la ciencia y el misterio real son la devoción y el estudio de la luz que procede del interno. El real primer paso en el verdadero misticismo y ocultismo, consiste en tratar de aprender el sentido de la Hermandad Universal, sin la cual, el progreso más elevado en la práctica de la magia se reduce a cenizas.
Por lo tanto, suplicamos a todos aquellos quien deseen elevarse de la rutina incauta del diario vivir egoísta, a ellos mismos y a las demás criaturas sus compañeras: el ser humano y los animales. No pensamos que la Utopía pueda establecerse en un día, sin embargo, al diseminar la idea de Hermandad Universal, se puede descubrir la verdad en todas las cosas. Lo que se necesita es el verdadero conocimiento de la condición espiritual del ser humano, su propósito y destino. Tal estudio nos conduce a aceptar lo que Prajapati dijo a sus hijos: ‘Sed maestros de vosotros mismos, sed liberales y misericordiosos, ésta es la muerte del egoísmo.’”
Lo que antecede es la línea de conducta que debemos asumir y perseverar en ella para que, con el transcurso del tiempo, todos puedan obtener la verdadera luz.