Carta que me han ayudado – W.Q. Jugde

Libro I  –  Parte 15-7 de 15

Carta XV

Querido Jasper:

He entregado tu carta a un alma afligida, la agradeció diciendo que representó una fuente refrescante para una persona sedienta. Por supuesto, los agradecimientos te corresponden. Ahora bien, según esta señora, la carta fue un alivio para una persona depauperada. Tiene que ser verdadero, de otra manera no lo hubiera dicho. Pero para tí y para mí no desempeñó tal papel. Nosotros no la necesitábamos, sin embargo, ella ilustra un cierto estado de progreso y aunque no se encuentre dónde nosotros estamos, pero ¿quién es más feliz? Ella es más feliz, aun siendo más pobre en esperanza. Mientras nosotros, aun no siendo tan felices, somos ricos en esperanza ya que conocemos el premio al final del tiempo y ni siquiera nos detienen las nubes, las borrascas, los miasmas y ni las espantosas bestias de presa que se hallan a lo largo de la senda. Por lo tanto, desde el principio, eliminemos de nuestras almas todo deseo de recompensa y toda esperanza que nosotros podamos procurar. En cuanto, si mientras esperamos y deseamos de tal manera, nos encontraremos separados del Ser. Si todas las cosas están en el Ser, entonces no podemos desear ser alguna cosa cuyo alcance es posible sólo excluyendo alguna otra. Estando donde nos encontramos, purifiquémonos para ser todas las cosas. Por lo tanto, hallándonos más allá de esta tan reconocedora señora, descubrimos que cada cosa que encontramos en este plano ilusorio de existencia, es una tentación que de una u otra manera, tiene el poder de extraviarnos de nuestro sendero. Este es el punto en el cual nos hallamos y podemos llamarla la coyuntura donde las tentaciones de Maya tienen un poder omnipresente. Por lo tanto, debemos ser conscientes de las ilusiones de la materia. Antes de haber alcanzado tal estado, conocíamos bien la fatal tentación, el deslumbrante espejo del Ser elemental, perceptible aquí y allá en lugares bien definidos. Estaba atrincherado, por así decirlo, en muy bien marcadas posiciones de defensa que nosotros asaltamos, siendo, eso, lo que él deseaba, en cuanto, a su manera de ver, ahora no necesitaba ejercer el encanto que es difícil percibir, siendo tan sutil y tan desbordante por aquí y por allá, desde luego, no encontramos ninguna ciudadela que asaltar, ni ejércitos en posición de batalla.

Ahora, sin embargo, nuestros compañeros más queridos se unieron inconscientemente con el aspecto engañador de la naturaleza. ¡Cuán profundamente me percato del desánimo de Arjuna, cuando dejó caer su arco, sentándose en su cuadriga desesperado! Sin embargo, poseía un lugar seguro en el cual descansar. Usó el suyo propio y, teniendo a Krishna a su lado, pudo continuar la lucha. Así, al pasar a lo largo de estos estados donde se encuentra la reconocida dama y los demás, quizá hemos hallado un lugar al que podemos llamar el nuestro y no poseer otro requisito para la tarea. Ese sitio es suficiente.

Es nuestra creencia en el Ser, en los Maestros: es la pequeña llama de la intuición que hemos dejado arder, alimentándola con cuidado. Entonces, emergen estas terribles tentaciones. En realidad, son meros cadáveres, cascarones de monstruos de existencias previas, los cuales se presentan de manera que los vitalizamos a fin de aterrorizarnos apenas dejamos que entren, ya sea por temor o por amor. Poco importa la forma en la cual penetran, ya sea mediante el apego o el repugnante horror, pues es todo lo mismo, en algunos casos puede venir una amante a vivificarlos, mientras en otro un esclavo, al cual le gustaría ser libre pero no puede. He aquí la tentación por gozar los placeres naturales que crecen de la base física de la vida, ahí se encuentran el elogio de sí mismo, la cólera, la vanidad ¿y qué no? Aún estas bonitas praderas y este río lo engañan a uno, ya que siguen su vida libre de trabas. Quizá, no hablan con nosotros porque conocen la superioridad del silencio. Durante la noche se ríen de nosotros entre ellos, deleitados por la extraña lucha de este pequeño hombre al cual le gustaría tirar el cielo abajo. ¡Ah¡¡Dios del Cielo!

Además, todos los lactantes de la Teosofía desean que algún gran Adepto bien diplomado viniera y abriera la caja secreta, pero no se imaginan que otros estudiantes pisaron las espinas que defienden la entrada hacia el camino que conduce a la puerta del Sendero. Pero no los culparemos, ni aún desearemos las cosas, los talentos especiales, que algunos han extraído, porque ahora conocemos el espantoso poder que tienen la desesperación, la duda y la conciencia violada, por lo tanto, preferimos prepararnos de manera sabia y cuidadosa, sin precipitarnos como insensatos a donde los ángeles no cruzan sin invitación. Pero, Compañero, te recuerdo del poder de la tentación. Este Sendero se extiende bajo un cielo y un clima donde cada mala hierba crece una yarda durante la noche. No tiene ninguna discriminación. Por eso, aún después de semanas y meses de devoción o años de trabajo, nos sorprendemos a la vista de pequeñas semillas de vanidad o de alguna otra cosa que sería fácilmente subyugable en otros años de vida descuidada, que sin embargo ahora parecen brotar como si las ayudara alguna inteligencia diabólica. Este gran poder de autoilusión es tan fuerte que puede crear un tormentoso torrente o una montaña de hielo entre nosotros y nuestros Maestros. En lo que concierne a la cuestión sexual. Como tú sabes, ya sean tanto las mujeres como los hombres, lo enfatizan mucho, con menoscabo de un sexo o del otro o de algún supuesto sexo. Según algunos, al sexo femenino no es posible considerarlo en el plan espiritual, ya que ahí todo es masculino. Otros afirman lo mismo con respecto al femenino. Ahora bien, ambos yerran.

En la Verdad no existe sexo y cuando dije: “Ahí todos los hombres son mujeres y todas las mujeres son hombres,” estaba simplemente usando un artificio de retórica para acentuar la idea de que no prevalecía ni el uno y ni el otro, sino que ambos se unían, por así decirlo, en uno. De manera análoga, podría decir que “ahí los hombres son animales y viceversa.” Nota bien que esto es con respecto al Espíritu y no a los estados psíquicos, ya que en estos últimos existen aún distinciones, pues, visto que el estado psíquico participa todavía de la materia, aun siendo más elevado que lo material, no es tan alto como el Espíritu. En el Espíritu o Atma, se encuentran de repente todas las experiencias de todas las formas de vida y muerte y aquel que es uno con Atma, de inmediato conoce el Universo manifestado completo.

Anteriormente, hablé de tal condición, denominándola Turya o cuarto estado. Cuando digo que el principio femenino representa la materia, no quiero decir las mujeres, ya que en un caso particular o en muchos otros, el principio masculino puede permearlas completamente y viceversa. La materia es ilusoria y vana, por lo tanto el elemento femenino es ilusorio y vano y tiende al orden establecido.  Así, en la “Cábala,” se lee que la mujer es una pared alrededor del hombre. Un equilibrio es necesario, y éste se encuentra en las mujeres o en el elemento femenino. Puedes darte fácilmente cuenta que la tendencia general de las mujeres consiste en mantener las cosas como están, sin efectuar cambios. La mujer en general; y no en algunos casos particulares, nunca fue la pionera de las grandes reformas. Por supuesto, muchas mujeres individuales han desempeñado el papel de pioneras, sin embargo, la tendencia de la gran masa de ellas, siempre consistió en mantener las cosas como estaban, hasta que el hombre efectuara el gran cambio.

Esta es la razón por la cual las mujeres siempre apoyan alguna religión establecida, no importando que sea cristiana, judía, budista o brahmina. Las mujeres budistas creen tan profundamente en su religión, que se oponen a cualquier cambio, así como sus hermanas cristianas se oponen a los cambios de la suya. Ahora bien, en lo que concierne a cuál elemento prevalece en cada persona, es difícil dar una regla general para discernirlo. Quizá, pueda encontrarse en que si una persona está inclinada hacia el pensamiento abstracto o concreto y, de manera análoga, si se interesa de cosas meramente superficiales o de temas profundos y fundamentales. Pero toca a tí llegar a la solución de esto independientemente. Por supuesto, en la vida espiritual, ningún órgano desaparece, pero debemos descubrir cuál sería la forma de obrar de algún órgano en su contraparte espiritual. Según tengo entendido, las contrapartes espirituales de los órganos son poderes y no órganos, por ejemplo, el ojo es el poder de ver, la oreja el poder de oír y así sucesivamente. Por lo tanto, los órganos genitales se convertirían en el poder creador y quizá en la Voluntad.

No tienes que suponer que en la vida espiritual a los órganos se les reproduce como los vemos aquí. Será suficiente un ejemplo. Una persona puede ver imágenes en la luz astral mediante la parte posterior de la cabeza o el estómago. En ambos lugares no hay ojos, empero, vemos. Tiene que ser el poder de ver, el cual, en el cuerpo material, necesita un lugar particular o el órgano especializado que llamamos ojo. A menudo, oímos a través de la cabeza sin la ayuda del aparato auditivo, hecho que nos demuestra la existencia del poder de oír, de transmitir y de recibir sonidos sin la ayuda de una oreja externa o de un aparato cerebral. Por supuesto, todas estas cosas sobreviven de tal forma. Algún otro punto de vista sería excesivamente material, ya que conduce a la deificación de este cuerpo irreal, el cual es simplemente una imagen de la realidad y además mediocre. Al ponderar sobre estos temas, deberías siempre tener presente las tres evidentes distinciones: física, psíquica y espiritual, recordándote constantemente que la última incluye a las otras dos. Todas las cosas astrales pertenecen a la naturaleza psíquica, la cual es parcialmente material y por lo tanto engañosa. Pero todas son necesarias ya que son y existen. La Deidad está sujeta a dicha ley, mejor aún, es la ley de la Deidad. La Deidad desea experiencia o autoconocimiento que es alcanzable sólo, haciéndose de lado, por así decirlo, del ser. Consecuentemente, la Deidad produce los universos manifestados que consisten de materia, naturaleza psíquica y espíritu. Sólo en el Espíritu reside la gran conciencia del todo, por consecuencia, continúa emanándose y retirándose en sí, acumulando experiencias tan vastas y amplias que el bolígrafo se nos cae de la mano al pensar en ellas. ¿Cómo se puede expresar todo esto oralmente? Es imposible, en cuanto de inmediato incurrimos en el pensamiento de que la Deidad debe conocerlo todo a cada instante. Empero, el pensamiento del Día y de la Noche de Brahman, contiene una vastedad y una influencia inspiradora reverente. Es algo sobre lo cual ponderar en las partes recónditas del corazón, por lo tanto no es un tema para la discusión. Es el Todo. Ahora, mi Hermano, termino de escribir. Que tu salud restablecida te permita efectuar más trabajo para el mundo. Te saludo, mi Hermano, deseándote el alcance de la terraza de la iluminación. Z.

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