En muchos casos, el amor y la compasión que uno siente hacia los amigos es en realidad apego. Ese sentimiento no se basa en la comprensión de que todos los seres tienen el mismo derecho a ser felices y a vencer el dolor. Se basa, en cambio, en la idea de que algo es «mío», «mi amigo» o algo bueno para «mí». Eso es apego. Así, cuando la actitud de esa persona hacia uno cambia, nuestro sentimiento de cercanía desaparece inmediatamente. Con la otra actitud, uno desarrolla algún tipo de interés con independencia de la actitud de la otra persona hacia uno, simplemente porque esa persona también es un ser humano y tiene todo el derecho a superar el dolor. Si se vuelve neutral con uno o incluso llega a ser nuestro enemigo, nuestro interés debería seguir siendo el mismo para respetar sus derechos. Ésa es la principal diferencia. La auténtica compasión es mucho más sana; es imparcial y se basa en la razón. Por contraste, el apego es intolerante y parcial.
Dalai Lama, Las Leyes de la Vida