Cartas que me han ayudado – W.Q. Judge

Libro II  –  Parte 15

Cap. XIV

Ahora bien, como dije, ésta es una era. La llamé la del Ocultismo Occidental, sin embargo puedes denominarla como quieras. Pero es todavía una era occidental. El símbolo es la bien intencionada República Americana que Tom Pain vio con anticipación como “una nueva era en los acontecimientos mundiales.” Estaba destinada a ser, lo más posible, una hermandad de naciones; la cual es la intención en su Declaración y Constitución. Lo mismo se propone la Sociedad Teosófica, sin embargo, por muchos años se ha encontrado en un estado de fricción. Ahora tiene que salir de eso, si posible. No puede ser una hermandad si cada una de sus unidades o algunas de ellas, no se convierten en verdaderos hermanos y hermanas. Hermano fue el noble término dado a los Maestros en 1875. Por lo tanto, tú, yo y todos nosotros, debemos cultivar la (hermandad). Tenemos que perdonar a nuestros enemigos y agresores, ya que sólo así los hermanos mayores pueden ayudar en manera apropiada, obrando mediante nosotros. Parece que sea la gran cosa perdonar, sin embargo es fácilmente realizable si consideramos que en cincuenta años todos habremos desaparecido y olvidado.

Entonces, interrumpe los pensamientos acerca de esos “niños insensatos” hasta que se desprendan un poco de vibraciones armoniosas. Ignora ese absurdo […] Me he, deliberadamente, abstenido de lanzarme a tan grandiosa oportunidad. Así: ve, perdona, perdona y olvida ampliamente. Vamos y junto conmigo despierta, lo más pronto posible, el sentimiento de hermandad.

Ahora bien, tú quieres más luz, esto es lo que debes hacer. Deberás “renunciar” a alguna cosa. Por ejemplo, despiértate una media hora antes de lo usual, dedicándola, antes de desayunar, a la meditación en silencio en la cual puedas ponderar en todas las grandes y elevadas ideas. ¡Media hora! Seguramente te lo puedes permitir. No comas primero. Si puedes tomar otra media hora antes de acostarte, medita nuevamente sin ningún preliminar, como el desvestirte o arreglar las cosas haciéndolas más agradables o confortables. Ahora bien, no me falles en esto que es mucho a lo cual renunciar, sin embargo hazlo, recordándote que no debes efectuar todas las preparaciones a las cuales a menudo la gente se entrega. […] “El mejor y más importante maestro es el propio séptimo principio centrado en el sexto. Entre más te despojes del sentido ilusorio de aislamiento personal y te dediques más al servicio por la humanidad, tanto más Maya desaparece y tanto más te acercas a la Divinidad.” Adiós, entonces, y que puedas encontrar esa paz que viene del Ser.

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