Cartas que me han ayudado – W.Q. Judge

Libro II  –  Parte 14

Carta XIII

Enviarme esa carta fue una buena acción. Por supuesto, me duele recibir tal noticia, sin embargo estoy feliz porque escribiste. Déjame decirte algo ¿lo creerás? La situación en la cual te encuentras, no es tan mala como la imaginas y la carta que me enviaste lo demuestra claramente. Desde el común punto de vista de la sabiduría corriente ¿no puedes percibir las cosas de esta manera? En realidad tu carta lo ilustra, es decir: una mente y una naturaleza inferior atrapadas en un vórtice, no en el sentido común, sino que metafórico, girando en un círculo estrecho, aparentemente muerto, empero mantenido vivo por su propio movimiento. Sin embargo, el alma humana reside sobre todo esto sin ninguna premura, esperando que suene su hora. Además te digo, sé que sonará.

Si en lo que concierne a tu conciencia personal, has perdido todo deseo por el progreso, el servicio y la vida interna, ¿qué tiene que ver esto con aquello? ¿No piensas que otros tuvieron que experimentar todo eso y peor aún, acaso una positiva aversión a todo lo que está relacionado con la teosofía? ¿No sabes que se necesita una naturaleza dotada de fuerza para hundirse a un nivel muy bajo y que el simple hecho de tener el poder de descender a tal grado, puede significar que en su momento, la misma persona puede elevarse a una altura proporcionalmente mayor? Este no es el sendero superior, sin embargo es uno por el cual muchos tienen que caminar. El sendero superior es aquel que procede con pocas variaciones, pero son muy escasas las personas suficientemente fuertes para mantener la incesante tensión. Sólo el tiempo y muchos años dedicados al servicio, pueden proporcionarles tal fuerza. Sin embargo, entre tanto, existe el otro sendero que recorrer. Recórrelo con valor.

Contrajiste la (…). ¿En cuál de los infiernos piensas que estás? Trata de descubrirlo y considera el correspondiente paraíso. Está muy próximo. No estoy escribiéndote todo esto para animarte artificialmente, pues sería inútil y no duraría, aunque tuviera éxito en la empresa. Hablo de los hechos y creo que en algún sitio de tu naturaleza estás consciente que es verdad.

Ahora bien, lo que se debe hacer: * * * *. En mi opinión deberías concederte, deliberadamente, un año de prueba. Escríbeme al final de tal año (y entre tanto, cada vez que desees hacerlo que no será con frecuencia), infórmame cómo te sientes. En caso que no estés inclinado a continuar y sientas abandonar la tarea, haré todo lo posible por ayudarte. Sin embargo, tienes que realizarla por tí mismo, a pesar de que no quieras. Tú puedes.

Convéncete que en alguna parte de tu naturaleza reside lo que desea ser útil al mundo. Comprende, intelectualmente, que el mundo no se encuentra en una situación del todo positiva y probablemente requiere una ayuda. Reconoce, mentalmente, que tarde o temprano, deberás tratar de trabajar para él. Admite que a otra parte de tu naturaleza; y si es posible nota que es la inferior, no le importa nada del mundo o de su futuro, sin embargo, tal cuidado e interés deberían cultivarse. Por supuesto, dicho cultivo llevará tiempo, como acontece con todo cultivo. Empieza paulatinamente.

Repítete constantemente que quieres trabajar y que lo harás. Mantén tal actitud en todo instante. No le agregues ningún límite de tiempo, pero asume la actitud que estás trabajando hacia esa meta. Empieza efectuando diez minutos de cualquier trabajo cada día, sea estudiar, poner la dirección en los sobres o alguna cosa, lo importante es que lo realices deliberadamente y con el objetivo en perspectiva. Si, algún día, tal tarea es demasiado fastidiosa, no la emprendas. Proporciónate tres o cuatro días de descanso y efectúala deliberadamente. Entonces, retorna a tu trabajo de diez minutos. Después de seis o siete semanas, sabrás que más añadir a esa práctica, sin embargo avanza despacio, no hagas nada con premura, se deliberado.

No procures ser más amigable con esta o aquella persona, debiera haber dicho: más activamente amigable. Tales cosas deben nacer de su propio 96 acuerdo como acontecerá en su tiempo. Sin embargo, no te sorprendas si en alguna manera sientes morir en tí toda compasión. También ésta es una historia antigua. No es un problema, ya que no perdura. No ansíes demasiado para lograr resultados de la práctica que he previamente delineado. No busques ninguno, no te intereses de los resultados, si efectúas todo aquello como deber. Por último, mi querido compañero, no te olvides que los muertos vuelven a la vida y que una suave fricción puede calentar la cosa más fría del mundo. Así, te deseo una buena suerte y me gustaría poder hacer más por tí. Sin embargo, haré lo que pueda. 

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