Cartas que me han ayudado – W.Q. Judge

Libro II  –  Parte 8

Carta VII

Me dio un verdadero gusto recibir tu carta, pero me duele enterarme de tus problemas. Es extraño que, al mismo tiempo, una inquietud semejante que abarca a un querido amigo mío, sea la causa principal de mi preocupación. Además, me gustaría pedirte que, por favor, me dijeras que clase de lugar es el asilo de que estás hablando. El único disponible aquí es una especie de prisión, en la cual los hombres permanecen inactivos y donde, creo que la influencia es, simplemente, deprimente. ¿Piensas que un hombre mentalmente activo, deseoso solamente de liberarse de su actual aflicción, sería capaz de mantenerse ocupado en el asilo al cual hiciste referencia?

Discúlpame si tienes que comunicarme tales cosas, sin embargo las guardaré como asuntos confidenciales y les agradezco a tí y a (…) por proponerme nuevamente la invitación.

Es mejor no indagar en algunos de los misterios de la vida, pero una completa confianza en el Espíritu interno y en la ley según la cual las manos que nos dañan son las propias, aliviará la presión de algunos sucesos que parecen misteriosos. En estas reflexiones encuentro la más grande consolación y entonces me doy cuenta que cada momento me pertenece y una vez que ha transcurrido, ha pasado y se ha reunido con la totalidad de mi ser, y así tengo que esforzarme a Ser. Por lo tanto, puedo esperar convertirme, a su tiempo, en el poseedor consciente del Ser completo. Desde luego, no busco el misterio. La lucha más grande tiene que librarse para abrir mi ser externo de manera que el ser superior pueda irradiar a través de éste, en cuanto sé que en mi corazón Dios se alberga paciente y que los numerosos anhelos e ilusiones que pongo de manifiesto, simplemente velan a mí vista sus puros rayos. Siendo esto así, puedo considerar meramente a la Sociedad y su trabajo (conforme a mi comprensión), como el vehículo más adecuado para mis acciones en el esfuerzo por ayudar a los demás. Por lo tanto, en lo que a mí concierne, sus métodos serán sólo aquellos que pondré en práctica y no puedo atribuirlos a aquellos de ninguna otra persona.

Sinceramente tuyo.

 

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